Thursday 13 January 2022

HOLA ENERO

 


Tengo una pregunta. ¿Hasta cuando está bien decir "Feliz Año"? Hay gente que me llama en Abril a pedirme un favor y me dicen "Feliz Año Nuevo". Sin embargo, feliz año nuevo, para el que lo lea. Este año empezamos con la mejor de las actitudes luego de dos años de tener al Covid con nosotros, sin embargo, esa actitud, al igual que muchas veces, tiene una fecha de expiración. Hay gente que empieza Enero y justo a la media noche del 1 de Enero, luego de hacer cábalas y dar abrazos y besos, se promete cosas para cumplir en Enero. “Este año sí es el mío” dice mucha gente. Pero nuestro ADN empieza a postergar todo. “El seis de Enero arranca el año” y luego “El 10 se celebra Reyes, entonces mejor el 11” “pero el trece arranca todo a funcionar” “mejor en Febrero que entran los chinos a estudiar” “¿Qué mes es hoy? ¿Marzo? ¡Ya no hicimos nada! ¡Se acabó el año!”

Siempre me han llamado la atención los agüeros o rituales que tienen las personas para recibir el año. Considero, en mi humilde experiencia, que no sirven para nada aunque la gente le mete un poquito de fe. Ese de las uvas aún me llama la atención y a pesar de que predique que no creo en eso, me como mis doce uvas a la media noche para pedir los deseos. En el año 2019 alguien debió comer uvitas y pedir fuertemente el deseo de poder hacer teletrabajo o quedarse en casa todo el año. Se le cumplió al amiguito.  sin embargo, la uva está carísima. Para recibir este año me comí cuatro uvas no más y pedí deseos trimestrales. Usted que me lee, sólo come uvitas el 31 de Diciembre, cuando le pagan la prima o cuando está enfermo y lo visitan. Además, ¿quién ganó la licitación para que la uva fuera la fruta de los deseos del 31 de Diciembre a la media noche? Creo que el empresario de las uvas, cuando abrieron esa licitación, tenía palanca y el chisme le llegó tarde al de los mamoncillos. El agüero sería diferente entonces:

-          ¡Feliz año!

-          ¡Saque los doce mamoncillos y chupe uno por cada mes!

Los agüeros me parecen tan raros que nunca veremos a la Reina Isabel dándole la vuelta al palacio de Buckingham con una maleta y gritando como loca. Nunca veremos a Scarlett Johanson con lentejas en el bolsillo pidiéndole al Año Nuevo que revivan a Black Widow y tenga más trabajo este año. Nunca veremos a las Kardashians buscando calzones amarillos para la buena suerte y hagan una nueva temporada de su programa maluco. ¿Saben qué agüero es bueno? Ahorrar. Ese sí sirve. Ahorre para que viaje mucho.

Alguna vez existió un extraño agüero de meter tres papas debajo de la cama y según la papa que sacara, así le iba a ir en el año. Una papa estaba pelada, una a medio pelar y una con cascara. Si usted sacaba la primera, le iba a ir mal. Si sacaba la segunda, regular. La papa con cascara era porque le iba a ir bien. Hubo gente que quiso engañar al destino y metió otras papas, papa en chupe, papa en puré, papa chorreada, papa criolla, papa de paquete. Ese año fue abstracto para ellos. Por otro lado y no tan lejos,  están las espigas de la prosperidad. Si funcionaran las personas que las venden se negarían a hacerlo o las venderían muy caras. ¿Quieres ser prospero? Pregúntame cómo.

Enero es un mes donde tenemos que desarmar la Navidad. Yo sugiero algo: No lo hagamos. Pongámosle un trapo al árbol y lo hacemos pasar por un mueble antiguo y enclenque. Para qué desarmar el pesebre si podemos cambiar unas figuritas y recrear la Semana Santa. Podríamos cambiar la figurita del Niño Dios por una de Marco Antonio Solis y sale. Meter el pesebre en la caja es traumático porque siempre se queda algo por fuera y se pierde. A la época he perdido cinco burros, trece ovejas y dos niños dios. Hay gente que no desarma el árbol sino por allá en Marzo. Apuesto que los que leen esto aún tienen el árbol armado y le están sacando el cuerpo a hacerlo. Desarmar el árbol es como lavar una olla sucia, hacer un mandado hasta el lichigo o sacar la basura a media noche: Nadie quiere hacerlo.

Enero es un como un poderoso guayabo que dura 31 días. Todo el mes la mayoría nos arrepentimos, sin exponerlo en redes sociales, lo que hicimos en Diciembre.

-          ¡Yo para que fui a ese viaje! ¡Dizque Villa de Leyva! ¿Y ahora de donde saco plata? ¿Cómo fui a comprar una milhoja allá? ¡Dios mío! ¡MI PLATA! ¡ME SIENTO COMO EL NIÑO DE LA VENDEDORA DE ROSAS! ¡MI PLATA HP!

 

La gente tiene una extraña maña de saludar a los meses. Hola Septiembre, sorpréndeme. Hola Octubre, abrázame. Pero nadie saluda a Enero. Les vale huevo hacerlo. Enero llega todo bonito y arreglado a la media noche de su dia primero y nadie lo saluda a él. Todos saludan al Año, pero a Enero, lo ignoran. Es esa tía que se cambió de religión y le hacen mala jeta cuando llega a la casa. Nadie saluda a Enero y por eso el mes se pone rabón.

-          Ah. No me saludaron. Listo pichurrias. Tomen

Nueva cepa de coronavirus. Pico y Placa todo el día. Vendan su carro. Más impuestos... Hola Enero. Hola mesecito.