Monday 24 March 2014

ACUMULADOR COMPULSIVO

“Cuídame Dios de las aguas mansas, que de las bravas me cuido yo”. Refrán popular acuñado por uno de mis abuelos.

Hace unos días estuve haciendo una fila para pagar cualquier recibo. Creo que tenía varios recibos en la mano: el del agua, el de la luz y el del celular. Tenía mi cara normalita, como la de cualquier cristiano que va a dejar su platica en manos ajenas. Bueno, con un poco de tristeza, ¿quién no daría lo que fuera porque todo le saliera gratis?
Entregar la plata es fácil. Y cualquiera quisiera recibirla. Hasta que uno llega a la caja registradora y feliz de que no hubo mucha fila pasa su dinero y sus estúpidos recibos.

-          Señor, el recibo del agua no lo recibimos aquí
-          ¿Por qué?
-          Por políticas de la empresa
-          Pero lo quiero pagar y tengo el dinero
-          Si señor pero no lo recibimos aquí, le toca en un Baloto.
-          Pero en el recibo dice que aquí si lo reciben.
-          Pero ya no, desde ayer ya no lo recibimos
-          (La quiero matar)
-          ¿Perdón?
-          Nada, gracias.

Arrugo un poco el maldito recibo del agua y pago de mala gana los otros. Se siente la mala vibra que sé que de la compañía de luz me van a subir un poco el otro mes.
Llego al otro lugar. Mi sonrisa aún la tengo. Más pequeña pero ahí está. Hay dos personas adelante mío, un poco tristes. Después de la breve espera, llego al lugar.

-          Señorita, buenas tardes. Para pagar el agua
-          Sí señor, pero en este momento no tenemos sistema
-          ¿Cómo así?
-          Si, no tenemos sistema desde esta mañana.
-          ¿Entonces qué hacen?
-          Nada. Estaba echando chisme con Marcela
-          ¿No me puede recibir el agua?
-          No señor. Quién sabe si más tardecito llegue el sistema
-          Maldito sistema.
-          Sí señor. No es culpa nuestra.
-          Eso veo. ¿Usted sabe dónde puedo pagar este recibo?
-          HUM. No sabría decirle. Pero ese recibo ya se le venció. Le toca en un CADE.
-          Gracias. (Perra)

La mirada de asesino es justo la que necesito para toparme con un ladrón. Seguro lo amedrentaría y cambiaría su vida y se pondría a estudiar (Iluso). Así que salgo y agarro una buseta para ir a un maldito CADE.

Es allí donde un vendedor de dulces se sube por encima de la registradora y empieza su lastimera publicidad: “Damas y caballeros, qué pena incomodarlos. Me he visto en la obligación de subirme a este medio de transporte, no para incomodarlos, pero pues tengo que llevar sustento a mis tres hijos (¿Quién lo manda pichar tanto? No es mi problema. Pero claro, cuándo estaba en esas si no pensó que me iba a incomodar en un bus) y pues en esta oportunidad voy a pasar respetuosamente por cada uno de sus puestos dándoles a conocer un producto llamado TIPITIN el cual es una deliciosa gomita. Gracias, gracias, gracias, gracias. (No se la voy a recibir) Gracias”. (Me voy a hacer el dormido).

Me hago el dormido y siento como su dedo viola la intimidad de mi hombro izquierdo mientras me dice un “gracias” con un siseo desagradable. Contra mi voluntad me pone ese dulce en la mano y siento que el odio se me acumula mientras arrugo un poco más el recibo del agua.

“Gracias a las personas de buen corazón que me apoyan con mi forma de trabajo”. Dice el degenerado. ¿Si no quiero comprarle es porque soy de mal corazón? Eso hace que dude un poco de todo lo que soy. Creo que hoy no es un día para tener un buen corazón. Sólo quiero deshacerme de mi dinero. Ya son las 3:33 de la tarde y no sé si ya cerraron el CADE para pagar el recibo este. No le compro el dulce y el tipo me mira mal. Olía a boxer, así que mi conciencia está tranquila. Me bajo de la buseta y corro impulsado por el odio. 

Llego a la fila. Hay varias personas adelante mío. Una mano arrugada y llena de pecas me toca mientras me pregunta: “¿Está es la cola para pagar el agua?”. Respondo con la cabeza. Es una viejita que tiene un chal morado y huele a miaos. Después de unos segundos de silencio, rompe el protocolo con un “JUM”. “¡JUM! ¡Yo tan vieja y haciendo fila! Le dije a mi nieta que me hiciera la vuelta y prefirió irse con la amigas. Me dejó sola. Pero espere y verá que un día de estos le voy a hacer una falta terrible y se acordará de mi. JUM… ¿Esta si es la cola para pagar el agua joven? Es que esa fila no se mueve. Una tan vieja y en estas y el gobierno no piensa en los ancianos. Usted viera, mi otra nieta es universitaria. Es muy bonita. Se llama Yureny y estudia en el SENA. (A mí que me importa Yureny señora) Ella si es juiciosa. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa. (Debe ser horrenda esa niña) No como la otra que se la pasa callejiando (Debe ser la zunga del colegio). Bla bla bla bla bla bla bla bla

Me imagino por un instante que tengo un aparato con un botón rojo y que al presionarlo todo se va a la mierda. La señora sigue hablando. Yo ya casi voy a llegar a la caja. Me llama con la mano la que atiende. Entrego el recibo. La cajera silenciosa hace lo que para mí en ese momento es lo más maravilloso que han hecho por mí en la vida: Ponerle un maldito sello del banco al reverso del recibo. Mi sonrisa vuelve mientras digo entre los dientes: Muchas gracias.


Salgo de ese lugar. La ciudad, por unos segundos, se ve amable. Una vez más he acumulado mi odio para otro momento. Algún día alguien se ganará ese premio y por primera vez en la vida, intentaré asesinar de un madrazo al que me saque toda la piedra que he venido coleccionando desde hace rato.