Desde el 2014 no
volví a escribir nada y ya es el año 2020. ¿Quién creería que sobrevivimos
tanto tiempo?
Ya soy un hombre
separado, tengo un hijo de cinco años, sigo haciendo comedia, me embarqué en la
locura de volver a vivir con una mujer y "sufrir" lo básico con la premisa de
pasarla bueno porque... ¿Para qué putas es el amor si no es para eso?

Ya salí del país
a hacer chistes en español y volví con regalos para mi hijo. Ya por fin estoy
coronando mis deudas pero como un buen ser humano lleno de inocencia me pica la
mano para pedir algún otro crédito. Aprendí un poco el arte de ahorrar dinero.
Ahora soy de esos humanos que cada mes tiene una cita casi romántica en la
plaza de Corabastos para pedir rebaja por una bolsa llena de tomates, otra de
cebolla y para abastecerme con una manotada de cilantro para el cual no
encuentro un uso diario especifico.
Empecé a ver cómo
al igual que el coronavirus, la comedia se ha hecho una especie de virus chino
porque ahora por todo lado hay comediantes, unos buenos, otros talentosos,
otros adictos a los silencios incomodos de parte del público y otros que han usado el trampolín de la fama para por fin
tener coito tal como lo haría un rockero virgen que fue rechazado en el mundo real.
Después de seis
años de no escribir este blog, algunas cosas siguen igual: Bogotá aún no tiene metro
pero por primera vez tiene una alcaldesa. El mundo sigue calentándose. El humor
es objetivo militar de movimientos organizados que se resienten por cualquier
comentario. Es decir, las personas nos hemos vuelto más sentimentales ante las palabras
zafadas que un comediante dice en cualquier momento coyuntural.
Ahora uso mucho
Instagram. Hace seis años era más Facebook y Twitter pero ahora existe una
adicción por conseguir seguidores. Eso ha hecho que los que hacemos chistes nos
volvamos "esclavos" de entretenerlos todo el tiempo so pena de desaparecer para
siempre de los gustos del público cada día más exigente. Algunos están a punto
de desnudarse para satisfacer la crueldad de la audiencia que empieza a nacer con las
nuevas generaciones. El entretenimiento ya no es exclusivo de la televisión,
ahora YouTube es el rey del rating. La gente ya no mira televisión. Ahora la
televisión se escucha mientras uno se distrae con los memes que todos los días nacen.
Siento que este
escrito no lo va a leer mucha gente. Estamos en el año 2020. Las personas casi no tienen tiempo para la lectura, sea buena o mala. Aún los carros no
vuelan, los corruptos siguen reinando, la gente vive más asustada, volví a creer
en el amor, sólo tengo una tarjeta de crédito, me endeudo menos, disfruto más,
duermo menos, veo películas malas para conciliar el sueño, almuerzo a mis
horas, llamo más a mi mamá, hago planes de señor pensionado, odio los audios de WhatApp de más de un minuto y trato de existir en este salvaje mundo sólo contando chistes
elaborados en mi propia casa.