Hoy hice fila para entrar a Transmilenio. Bueno, casi siempre, cuando venzo mi agorafobia. Fui a la estación de las Aguas y la palabra para describir ese momento se resume en: mierdero. La gente gritaba, todos se tocaban, la gente se apeñuscaba porque ya venía el bus, el salvador. Me di cuenta cual es el desespero de la gente. No es por entrar al bus… ¡ES POR CONSEGUIR UNA SILLA! En un acto de fe y dejando la pena a un lado, hice una sugerencia sutil y atrevida, usando un tono de voz fuerte casi gritando: ¿Por qué no hacemos distancia como solíamos hacer en el colegio? Hubo risas de los espectadores del caos, pero un señor de corbata y sobres de manila arrugados por la multitud dijo: ¡Oigan si, hagamos distancia! ¡Es una buena idea!
Ante mi asombro, la gente hizo una especie de distancia mal hecha. Pero al menos, en la entrada donde yo estaba hubo orden por un momento. Entré al bus sin tocar a nadie. La gente murmuraba: “Si se puede, pero es que en este país toca todo a los trancazos…”
En este país.
País: Colombia.
Mucho se ha dicho de este adorado país machista, repleto de colombianos, muchos de ellos con ganas de huir al primer mundo. Y uno de ellos es este UNDERDOG que se devolvió porque aquí “hay cosas que pueden cambiar”.
Hoy tuve la oportunidad de imaginar por un momento algo que se está volviendo utópico en los rolomen y rolowomen de la UGLY CITY: Un METRO. Me imaginaba ese tren que iba subterráneo, y me hacía llegar de Norte a Sur en 30 minutos tiempo real. Me imaginé que el trancon era sólo para motivos de conmemoración al desaparecido trancon.
Me imaginé que para viajar a Santa Marta, la opción de los que no podíamos por avión era un tren que salía desde la estación de Bogotá y recorría los 992 kilómetros en cinco horas.
Por un momento, vi que los bogotanos no iban durmiendo en el bus, sino que iban leyendo. E incluso esperaban con un libro abierto, en una fila bien hecha. Los buses llegaban y la gente se subía, sin tropezones, en orden.
Por un momento me inventé un país lo suficientemente perfecto para nuestra imperfección. Un lugar que de verdad atrapa a su gente. Donde se va más al teatro que a “jartar pola”. Más al parque que al prostíbulo. Donde los bancos eran para sentarse y no para hacer fila con mala cara. Donde no hay ñeros. Donde hay sol los domingos y llueve los lunes.
Me soñé un país raro y casi imposible. Donde estudiar es una obligación más que una opción y donde nadie se ufana con un solo premio Nobel, porque hay muchos. Donde no quedamos de sextos en unos juegos Panamericanos y donde somos un reto para una Copa Mundo. Donde hay buen cine, buenos programas de televisión y buena música.
Sé que ya lo han dicho muchas veces. Y me importa un pito. Tuve esta extraña sensación dentro de un bus rojo, donde la gente se subió como gente. Tuve un momento de esperanza. Déjenme. Sé que llegaré a viejo y no montaré en un METRO, la gente seguirá siendo inculta, el plan de pueblo seguirá siendo la pola, los bancos serán odiados, los domingos lloverá, estudiar es una opción para pocos, el fútbol apesta, somos los últimos de las estadísticas. BAH. Colombia. La quiero y la odio.
No me hagan caso. Sólo soy un comediante que escribe mal, pero al menos escribo.
Al menos escribes, pero escribes lo que percibes, el resto del rebaño ni siquiera percibe.
ReplyDeletemuy bueno yo también tengo la esperanza de que algún día esto sea mas de lo que es
ReplyDeleteColombia amigo, es un país que siempre ha sido arrodillada, si Colombia quiere subir al desarrollo, tenemos que empezar con la ilustracion de ,mentes y a cambiar la forma de pensar Colombiana a una de primer mundo, tal y como lo hizieron Chile, Argentina o Panamá solo mira sus estatus de desarrollo y como tal, comparalos con Venezuela, Nicaragua, Bolivia o Colombia, la diferencia es muchísima, no es dificil, solo Colombia necesita un lider bueno, no un tal santos, alguien que luche contra la corrupción y mire el lado malo de toda situación en Colombia, me imagino que si tu te rompes un brazo, lo reparas, por que es tuyo y te importa, eso, es lo que no han hecho tantos líderes colombianos, y todos los que si quieren hacer algo, mueren por la corrupción, por que el dinero deja de llegarles, así que si por casulidad estas leyendo esto (al que sea) y tomas la opción de llevar adelante Colombia, piensalo dos veces, nadie, absolutamente nadie te va a dejar llegar ahí, con suerte y esfuerzo lo lograrás.
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