Los nervios son particulares. Dicen que si uno no siente nervios es augurio que las cosas van a salir mal. Tras bambalinas los comediantes hacen rituales de éxito: desean “mucha mierda”, “romperse una pata” o simplemente un hálito de energía para “sacarla del estadio” o para “romperla” (en inglés to kill)
El micrófono está listo. La primera línea está preparada, esa nunca falla (opening). Suena la música que pediste para tu show. El que anuncia, pide aplausos para ti, anónimo comediante. Sales a escena y ves que la sala cuya capacidad es para 150 personas, la llena sólo ocho personas: cuatro son amigos de la casa, cuatro pagaron boleta.
Pero es tanta la alegría que ves en los ojos de esas personas que los nervios son más inherentes al momento.
El show debe continuar. Ocho personas creyeron en ese show. La comedia se hace más intima. Te burlas de lo bien que te conocen. Y tu primera línea ha fallado… Nunca la dices… es momento de charlar un poco con los ocho (riffing). En un momento ves que ellos son complices, los saludas, ellos se emocionan. Estan frente al comediante UNDERDOG. El menos favorito, el anónimo, el del común, el que no tiene recordación, y no es favorito de nadie.
El show debe continuar. Ocho personas creyeron en ese show. La comedia se hace más intima. Te burlas de lo bien que te conocen. Y tu primera línea ha fallado… Nunca la dices… es momento de charlar un poco con los ocho (riffing). En un momento ves que ellos son complices, los saludas, ellos se emocionan. Estan frente al comediante UNDERDOG. El menos favorito, el anónimo, el del común, el que no tiene recordación, y no es favorito de nadie.
Empiezas tu show. Inventas una rutina de ese momento. Eres capaz de acuñar una frase ahí, en esa sala (runner). Juegas con las imágenes y retrocedes apuntes (call back). El comediante anónimo cierra los ojos… es un UNDERDOG que está en un gran teatro. Acaba de hacer función Chris Rock. Seinfeld lo presenta. El público estalla en emoción y hace la mejor rutina de su vida. Las risas son frecuentes, tiene un ritmo arrollador (LPM Laugh per minute). Saca su comedia de las vísceras, se ríe de su tragedia, de su vicisitud, de cómo es un anónimo sin reconocimiento en la calle. No es el favorito de nadie. La gente en el teatro se emociona. El comediante es el público, es la gente, por fin tienen un vocero. El comediante suda. La energía que ha condensado la sacó en la escena. El teatro lo ovaciona. Los flashes estallan por doquier. La gente aplaude y grita. Son ellos, son el comediante.
Los miles que pagaron se ponen de pie ante la última línea. Los aplausos son incesantes. El comediante termina su rutina. Las gotas de sudor resbalan por su frente y se mezclan con los cables del micrófono. Hay una venia. Los aplausos son varios. Los aplausos de las ocho personas que dicen: la hemos pasado muy bien…
(to kill or to bomb… that´s the law in Stand Up Comedy)
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