Brujas, Bélgica. Un día de Agosto del 2008.
Para llegar a Brujas (Bruges) se puede tomar un tren desde Bruselas y esperar que lo suba a uno a esta maravillosa ciudad. Sólo 90 kilómetros y ya. Por su nombre, entre los hablantes del idioma español, se pueden suscitar diversas leyendas: Que en Brujas, hay brujas. Pero no. El nombre de la ciudad viene de la palabra “Bryggia” que significa puentes. No como los puentes colombianos que abundan cada semana, puentes de verdad. Es más. Le dicen: “La Venecia del Norte”. Uno llega a la terminal de trenes y se siente transportado a la época medieval. En palabras castas de mi idioma favorito, resumiría la sensación de esa llegada como: ¡Una chimba!
La palabra Flandes se encuentra también por doquier. Pero no es el Tolima (que también tiene lo suyo). Se supone que esta ciudad perteneció a los Condes de Flandes. Vea pues. En inglés, se diría The counts of Flanders. Tal como Flanders el de los Simpson.
Ya llegando a la ciudad el primer transporte que se puede coger es bus. Uno compra el tiquete, espera en un paradero, el bus llega, la gente hace fila, los abuelos se sientan tranquilamente, el chofer revisa que todos los pasajeros estén lo más cómodos posible, cierra las puertas del bus y arranca su recorrido. Muy parecido a mi Ugly City (hum… no tengo letrero de sarcasmo).
Llegamos al mejor hostal donde me he hospedado en Europa: Bauhaus Hostel. Que cosa tan bonita hospedarse allí. Tienen un restaurante llamado Sacré Coeur y uno llega y le ofrecen tres cervezas que en mi poco holandés (NO HABLO UN RABO DE HOLANDÉS) entendí que eran traídas directamente del Trappist Abbey of Westvleteren. (Uno de los trapiches de cerveza más refinados de Belgica). Querido lector, si usted quiere ser alcohólico, vaya y emborráchese en Brujas. Es lo mejor que le puede hacer a su hígado.
Caminar por Brujas es demasiado exquisito. Las calles no están pavimentadas, pero tienen la consistencia medieval. La gente no sabe nada de inglés pero lo balbucean. El chocolate Belga es de los mejores del mundo y la especialidad en Brujas son los waffles con chocolate.
NO hay grandes atracciones. Pero fui a un parquecito para niños. Estaba desocupado y me divertí como enano. La poca gente que pasó me miró y seguramente exclamaron en un holandés perfecto: Debe ser colombiano y no tuvo infancia.
En la plaza central, cuyo nombre es Burg, hay una iglesia muy “aspera” llamada Belfry. Hay ahí un pequeño mercado donde la gente puede comprar tomates y waffles con chocolate.
De vez en cuando pasan “zorras”. De una vez les digo: las zorreras y los zorreros de Brujas son demasiado elegantes. Los caballos si cagan por todo lado, pero les tienen un pañalito que mejor dicho. Me encantaría exportar la idea de las zorras a mi Ugly City. Es decir, cambiar las “Zorras” de allá por las de acá. Se afearía Brujas y nadie me lo perdonaría.
La mejor opción para conocer esta ciudad es alquilando una bicicleta y montar por todo lado. No hay CHUPAS. Pero hay cicloparqueaderos y lo mejor es amarrar la cicla con candado. Turista si, bobo no.
La ciudad tiene unos canales muy atractivos. Dan ganas de tomarles fotos. La ciudad es muy romántica. Dan ganas de Tiki Tiki.
Dato curioso. En esta ciudad se rodó una película llamada In Bruges, con Collin Farrell. Recomendada.
Si tengo que recomendar una ciudad para que vaya, conozca, se quede, se emborrache, tome fotos y termine con Tiki Tiki, esta ciudad tiene que ser Brujas, en Bélgica. La verdad da pesar salir de allí, y montarse en el tren para decir adiós. Pero bueno, así es la vida. Italia nos esperaba…
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