Arrancó en forma este 2012. El 2011 pasó, la gente lloró, otros rieron, otros se fueron (así es la vida)…
Y cuando ya se acerca el principio del 2012 uno tiene la energía vital para empezar el año. Queremos ser los mejores y hasta nos inventamos agüeros. Entre ellos, para empezar el 2012, me inventé tres agüeros los cuales patentaré algún día:
- - Sí te cae un pedazo de tote en el ojo izquierdo y una chica se ofrece para soplarte el ojo antes de la media noche es que en ese año sabrás que el amor es ciego.
- -Sí te encuentras un pedazo de papa frita, ojalá fosforito en medio de una cancha de microfútbol de un pueblo cercano a Bogotá, es que no te faltarán las papas fosforito en tu dieta mensual
- - Sí te rasca la nalga izquierda a la media noche, y en esa nalga cercana está la billetera, tendrás abundancia de dinero para el año que viene.
Esas cosas me pasaron a mí. Por eso son mis agüeros personales y todo lo que deseé se cumplirá. Además que este año 2012 pinta como bien. Recuerdo que el año 2010 lo denominaron los chinos “el año del tigre”. Y sí, nos rasguñó el culo a muchos. El año 2011 fue “el año del Conejo”… y sí (a buen entendedor). Ahora llegó “el año del Dragón”… Pero yo no creo mucho en las predicciones chinas ni en horóscopos. Creo fervientemente en hacer propósitos y cumplirlos. O no hacerlos…
Hay muchos propósitos que hace la gente. Entre ellos bajar de peso. Yo quiero bajar un poquito de barriga que me está saliendo. Es sólo un propósito… no dije que lo fuera a hacer.
Este año 2012 quiero tener mucha felicidad… es decir, mucha plata. No nos digamos mentiras…
Este año 2012 quiero tener mucho amor… es decir, mucha plata. ¿O invitaré a la chica a la tienda más cercana a ver cómo me fían?
Este año 2012 quiero hacer reír mucho. Aunque no sé cómo hacerlo porque en repetidas ocasiones me he dado cuenta que no soy nada chistoso. Si usted, querido lector, me ve en un Transmilenio, agarrado de un tubo como cualquier transeúnte, se lo aseguro… pasaré desapercibido.
Este año 2012 quiero aprender a bailar salsa. Ha sido un baile esquivo para mí, dada mi condición de “rolo”. La única vez que bailé bien salsa fue mientras vivía en Londres y este extraño hecho ocurrió en un bar latino, donde yo era el único latino y mis acompañantes eran de Italia, Turquía y Rusia. Ah, y un brasilero enojado porque no sabía bailar. Juran que bailé como un dios. Yo también juro que bailé como el dios Horus en un día de diarrea.
Este año 2012 quiero que usted, lector desconocido, haga propósitos y los cumpla. Al final del año, sí es que nos dejan los “apocalípticos” terminar tranquilos, pueda sonreír y decir: “¡Oiga, cumplí todos mis propósitos! Mi caso será diferente. Sí no los cumplo, puedo hacer una rutina de comedia… Esa es la pequeña ventaja Harakiri que puedo tener como comediante.
Feliz 2012.
Cualquier cosa ya estoy listo para la invasión zombie…
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