(Del latin lovis deis. Quinto día de la semana.
Quinta Feira en portugués y Thursday en inglés)
Arbitrariamente me eligieron para escribir los
días jueves. Es como si este día y yo tuviésemos algo en común. Si me dieran a
elegir un día de la semana basado en mi personalidad, sin duda alguna elegiría
el jueves. No alcanzo a ser el divertido y esperado viernes que tanto anuncian
las emisoras. Soy el desapercibido jueves. No lo odian, no lo adoran.
Simplemente es un día buena gente que está en la mitad de dos días
interesantes: miércoles y viernes.
El jueves es como cuando uno está estrenando
medias: nadie lo nota. Es ese día que nunca será la fecha límite para pagar un
recibo público. Un famoso no se moriría un jueves. Si este famoso estuviera
agonizando se hace la eutanasia para morir un miércoles. O aguanta hasta el
viernes. Pero morir un jueves no tiene razón de ser.
Si alguien cumple años un jueves, cambia la
fecha de celebración para un viernes o un sábado. Nadie come ponqué los jueves.
Nadie canta afinado el “Happy Birthday to you” este día.
Cuando aprendí inglés, decir los días de la
semana es algo sencillo. Incluso miércoles que se escribe Wednesday y se dice
Winesdei. Pero hasta el día de hoy tengo problemas con el jueves. Ponga a un
gago a decir jueves en inglés y se pega un tiro.
Pareciera que cada día tiene una personalidad
arrolladora, menos el jueves.
El domingo, aunque muchos lo desconocen, es el
primer día de la semana. Para otros es el último y es como un costeño en
chanclas escuchando vallenato a todo volumen con las puertas de su casa
abiertas de par en par y una botella de ron medio llena entre sus piernas.
El lunes es un doctor amargado, de corbata
apretada y sombrilla negra que despierta temprano con dolor de cabeza y
refunfuñando porque debe trabajar en lo que menos le gusta.
El martes es un quiromántico que mueve las
cartas, fuma tabaco y acaricia un gato negro con su mano derecha.
El miércoles es un hermano esperanzador que
siempre dice que todo saldrá bien y da palmadas en la espalda. Siempre es
sonriente.
El viernes es un muchacho en jean y camiseta
blanca tomando tequila y comiendo un perro caliente de un chuzo de la esquina.
De su mano va agarrada una mona alta y recién llegada de tierra caliente.
El sábado es un cantante y bailarín de salsa.
Nunca habla, sólo canta. Parece un musical de la época dorada de Hollywood.
¿Pero qué putas es el jueves?
Tiene una rara personalidad este día que algún
DJ en estado de ebriedad intento mezclarlo con el viernes. De ahí surgió la
aberrante palabra: Juernes. Ese mismo DJ mezclaba clásicos de The Who con el
Burro Mocho.
El jueves es hacer el amor con medias. Es
tuitear sin seguidores. Es cantarle a sordos. Es cantar boleros alegres. Es
hacer reír a los muecos.
El jueves es raro. El jueves la cerveza sabe a
afán. El jueves las parejas no se llaman ni pelean. El jueves los gatos duermen
todo el día. El jueves los ladrones no trabajan. El jueves el mundo es un
dejavú.
Bienvenidos a mi día.
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